miércoles, febrero 23, 2011

Lo mejor de mi.

Aquella noche me había dado un baño relajante, incluso había puesto velas alrededor de la bañera, era una noche para mi, solamente para mi. Estuve todo el día dando vueltas por mis calles favoritas, sentándome un poco en cada banco, a observar cómo era la vida sin ti. Poco a poco iba consiguiendo la calma que necesitaba. Tras el baño, me puse mis mejores galas y me senté en la mesa; cena para uno. Estaba todo preparado con mucho mimo y cuidado, mi comida favorita, mi traje favorito y de postre, fresas con nata, mi favorito. Por un momento los fantasmas dejaron de resonar en las paredes. La ciudad estaba tranquila. El silencio lo inundaba todo de paz. Tras la tormenta del corazón había llegado la calma. ¡Ya era hora! Entonces llegó la hora de irse a la cama, me quité el traje y lo dejé bien plegado en la silla. Me acosté, y cogí uno de mis libros favoritos. A partir de entonces no necesitaría nada más para ser feliz que bancos, libros, trajes y calma. Y el mar algún día que otro para recordarme que las cosas, al igual que las olas, tal como vienen, se van. Y la tierra no echa de menos nada, sólo sigue viviendo.







No puedo decirle adiós, ni puedo decir jamás.





No hay comentarios:

Publicar un comentario